La CASAMAR se emplaza en un terreno de marcada pendiente frente a la costa del mar de Chile en la comuna de Zapallar. La Casa se dispone soterrada con la clara intención de no interrumpir la maravillosa vista al horizonte desde la calle pública, por lo que se accede mediante un puente sobre una grieta o patio de luz que permite iluminar los recintos soterrados.
El acceso a la vivienda se encuentra en el nivel alto, el que contiene los lugares públicos de la casa: estar, comedor y cocina; además del dormitorio principal. Las habitaciones secundarias se ubicaron en el piso inferior con salida directa al jardín.
Cada nivel de la vivienda tiene terrazas para estar protegidos del sol poniente y del viento, mediante grandes aleros y vigas. En un piso intermedio y lateral, se ubica un quincho que vincula desde el exterior ambos niveles.
La cubierta acoge un lugar de estar, para asoleamiento e incluye una chimenea exterior. Ha sido cuidadosamente trabajada como una quinta fachada visible, ya que es la principal fachada de la casa desde la vía exterior. Muros protegen de las vistas desde la calle la zona de estar exterior en la cubierta, permitiendo la privacidad necesaria.
El único material utilizado fue hormigón armado con dióxido de titanio incorporado. El hormigón armado permite a la obra soterrarse, estructurarse en la pendiente, y lograr grandes luces estructurales en un país sísmico como Chile. El dióxido de titanio incorporado al hormigón permite blanquear este y además ayuda, como lo árboles, a la eliminación de gases tóxicos producidos por los automóviles. Todo el interior de la vivienda ha sido pintado blanco, con la clara intención de potenciar la iluminación natural al interior de la vivienda, la que se da a través de ventanales al horizonte y una serie de lucarnas y patios interiores de luz y ventilación.