Primer Lugar Concurso MIM Museo Interactivo Mirador, 1999
Selección XII Bienal de Arquitectura de Chile 2000
El encargo consistió en el Plan General y los edificios Túnel del Tiempo, Talud, Oficinas, Administración, Restaurants, Mediateca, IMAX, y Sala de Exposiciones. El Museo CIC es obra de los Arquitectos Baixas y Del Río.
Es importante tener en cuenta que el Centro El Mirador es una operación cultural, en sí misma que se instala en el Parque Brasil en un lugar no reconocible y más bien difícil de identificar dentro de la ciudad de Santiago.
Es importante que el edificio o más bien el Centro, permita transformar el lugar en un espacio Arquitectónico, de manera de sumar al potencial de parque, una voluntad, un ámbito donde la memoria tenga fuertes puntos de apoyo.
Es importante que el Centro tenga una expresión espacial que de cuenta de Chile. La Cordillera, el Valle, el Mar de Chile.
A través de esta acción, la Fundación Tiempos Nuevos, no construye un espacio de cultura nacional, si no intercontinental, porque el centro pone en relación a América con el resto del mundo.
El proceso seguido para lograr esta voluntad es la transformación de la topografía del lugar.
Sobre estas bases, hemos propuesto una forma capaz de indicar una dirección y ser al mismo tiempo un lugar reconocible, un lugar memorable dentro de Santiago. Una propuesta formal que permite el cambio, pero que sugiere las relaciones arquitectónicas y urbanas necesarias.
El Mirador aprovecha la ocasión y se inserta en el parque produciendo la costura necesaria a través de un gran Talud de pasto.
El proyecto entonces se presenta como un puente de tierra.
Puente quiere decir «ligar», «juntar», es el deseo de comunicar no sólo en el sentido espacial, sino también en el sentido metafísico.
Un puente por ejemplo son los edificios, un puente es el rayo de luz que da cuenta de El Mirador en la oscuridad de la noche.
Bajo la forma de Talud «El Mirador» instaura un lugar significativo en la ciudad de Santiago, en el Parque Brasil.
El proyecto plantea dos accesos. El principal se instala en el Norte, aprovechando la importancia de la Avenida Estadio y la presencia del Cerro Manquehue. Se cruza el umbral de acceso. Apoyado por el talud al Poniente que recoge la imponente presencia de la cordillera y por los edificios que la enmarcan.
Los edificios asumen formas primarias, las cuales son fácilmente reconocibles por niños y adultos.
Se debe dejar atraer por la curiosidad y caer dentro casualmente.
Se recorre a través de un gran parrón para llegar al centro; al agua, el Mar de Chile, que es finalmente el espejo de la Cordillera de Los Andes.
Si se elige recorrer el Talud, se puede optar entre caminar por lo bajo o por lo alto dominando el centro, el parque y la ciudad.
Las uniones entre la parte alta y la baja son a través de rampas largas y gradas que quieren hacer vivir muy lentamente a quien recorre mirando los troncos y las copas de los árboles.
En general, no se plantea un solo recorrido. La curiosidad guía los circuitos, los edificios aparecen y se muestran hacia el eje como una recreación donde el acto primero es el deambular, el curiosear, es «una invitación al desarrollo de impulsos relacionados con la ciencia, el arte, la tecnología y el conocimiento».
Al igual que las palabras de la lengua, los edificios y los lugares propuestos han de ser conocidos y definidos por su forma y nombre.
Se establecen entonces nombres para estos espacios.
Los lugares y la palabra de nuestros poetas (Mistral, Neruda, Huidobro, Zurita) tendrán una relación permanente, a través de los nombres propuestos.